El asesino de la calle número 13

Era de noche, únicamente la calle estaba alumbrada por los farolillos de gas recientemente instalados y por la luna, que se presenciaba en su máximo esplendor, en mitad de un cielo claro y estrellado.

Tan solo se vislumbraba una figura por esa calle, la figura de una mujer, aristócrata de acuerdo a las vestimentas del Londres del siglo XVIII. Una calle, ahora, solitaria, pues todas las mujeres habían sido recluidas por sus maridos, padres o hermanos, ya que tenían miedo a que el asesino que estaba actuando, matara a sus mujeres, hijas o hermanas. Hasta ellos mismos temían por sus vidas, puesto que cinco ya habían sido las arrebatadas por este despiadado asesino.

Ella tenía que salir, había venido su hermano, desde la lejana América. A pesar de las prohibiciones de su padre, quien odiaba a su propio hijo, por ser, como diría él, demasiado liberal, ella salió a media tarde; sin embargo, el encuentro con su hermano se había alargado más de lo que ella había pensado y de lo que había advertido a su padre.  
  
Me niego a tener miedo por transitar una calle, no voy a renunciar a la libertad que hemos conseguido porque a un hombre se le antoje que las mujeres no puedan salir de noche, ¿Qué es la vida si ni tan siquiera se puede pasear cuando alguien quiere? Siempre hay y habrá inseguridad en nuestras vidas, pero que será en los siglos posteriores ¿Más seguridad, más miedo y menos ideales o libertades por las que luchar?- Se preguntaba esta mujer que caminaba lentamente, sin miedo al asesino de la noche, sin miedo a lo que pudiera pasarle, sin miedo a cual fuera su destino.

Llegó a su casa, entró en el portal, alzó su mano derecha para girar el picaporte, ya tenía la puerta entreabierta cuando un hombre apareció detrás de la joven aristócrata. Varios hilos de sangre empezaron a salir del cuerpo de la muchacha, una y otra vez una daga se clavaba en su espalda, hasta diez veces atravesó su delicada y esbelta figura.  

La joven empezó a caer al suelo, no tenía fuerzas, sin embargo su última acción fue girarse y agarrar el cuerpo de su agresor, tenía que ver su cara, no podía morir sin ver al asesino, ella no.

Cuando consiguió girar su figura y con él, su cara, vio un rostro desdibujado por la oscuridad de la noche, sin embargo le resultó conocido. El cuerpo de la joven cayó al suelo, entre un charco de sangre, viendo por última vez al que había sido su persona más querida, su padre.

Te dije que no salieras, hija.-El asesino cogió su daga, cuyo mango destellaba por su color dorado, mientras que su filo estaba empañado de rojo, el rojo de la sangre de su hija.

No parecía afectarle haber matado a su propia hija, simplemente miró su daga, limpió con su capa la hoja de esta y desapareció entre la oscuridad de la calle número 13.



Comentarios

  1. Increible relato! Da miedo pensar que haya alguien desconocido que no pueda hacer daño...pero lo que mas dolor y miedo puede infligir un extraño es que resulte ser un conocido, un ser querido...

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    1. Gracias por el comentario, me alegra saber que te ha gustado el relato.

      Un saludo!

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  2. Un relato interesante, el final es inesperado. Sin embargo, te sugeriría que revisaras un poco la puntuación por dos motivos. El primero, porque al principio hay un par de comas entre sujeto y verbo que hay que eliminar, por ejemplo: "...cinco ya habían sido arrebatadas..." El segundo es que en algunas oraciones el sentido requiere un punto, que además ayudaría a hacer más pausado el ritmo y ayudaría a sostener el suspenso: "...matara a sus mujeres, hijas o hermanas. Hasta ellos mismos temían por sus vidas..."

    Por otra parte, te aconsejaría que tuvieras cuidado con las repeticiones: "...pues todas las mujeres habían sido recluidas por sus maridos (...), pues tenían miedo..." Lo mismo sucede con "el cuerpo de la joven".

    Y cuidado también con los adjetivos, no sólo que limites su uso a lo esencial, sino que te fijes también en frases como ésta: "...recientes, instalados, farolillos de gas...", en castellano quedaría más natural algo como esto: "farolillos de gas recién (o recientemente) instalados."

    Voy a estar pendiente de tus relatos, espero que mis sugerencias te sirvan!

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    1. Muchísimas gracias por tu comentario constructivo, me ha servido de mucho. Ya están corregidos los pequeños fallos que me señalaste.

      Agradezco mucho que te hayas pasado por mi blog y especialmente que dejes tu comentario, soy un escritor novel y se nota, así voy aprendiendo y por ello de nuevo gracias.

      Un abrazo!

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  3. Una mujer valiente que llevada por la osadía, encuentra su final a manos de quién nunca se hubiese imaginado, y además viéndole la cara. Y el padre vaya sangre fría.

    Escalofriante Fran.
    Un abrazo.

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